martes, 24 de febrero de 2009

Tesis generales del Empirismo. David Hume.

TESIS FUNDAMENTALES DEL EMPIRISMO:
Se extiende a lo largo de dos siglos (ss. XVII y XVIII). Es una corriente filosófica contrapuesta al racionalismo.
1º) El origen del conocimiento es la experiencia. Sin embargo, el empirismo no defiende que nuestro conocimiento sea exclusivamente debido a la sensación (o experiencia externa), también admite una experiencia interna y facultades de conocimiento diferentes a los sentidos. Que el conocimiento provenga de la experiencia implica la negación de las ideas innatas del racionalismo.
2º) El conocimiento humano no es ilimitado: la experiencia es su límite: Esta segunda tesis marca también la diferencia con el racionalismo: para éste la razón no tiene límites; si sigue un método adecuado, puede llegar a conocerlo todo. Los empiristas niegan tal posibilidad: “no podemos ir más allá de la experiencia”, dice Hume en la Introducción de su obra Tratado de la naturaleza humana. Por lo tanto hay aquí una crítica a la metafísica.
3º) Todo conocimiento es conocimiento de ideas. Es esta tesis coinciden racionalistas y empiristas. Lo que conoce la mente son sus ideas (no las cosas), y el pensamiento se reduce a relacionar ideas entre sí. Por esta razón, los empiristas conceden gran importancia a los análisis psicológicos que explican las asociaciones de ideas entre sí. El contenido de cualquier idea debe ser explicado siempre a partir de las ideas más simples que la componen. (Así es como todos los empiristas aceptan la doctrina fundamental del nominalismo: las ideas universales no son sino ideas particulares unidas mediante una palabra).
Por primera vez, los empiristas realizan una crítica de la razón; es decir, un examen de los límites y posibilidades que tiene nuestra razón para conocer .


HUME (1711-1776):
Critica a Locke el usar el término idea de forma ambigua y demasiado general para referirse a todo lo que conocemos. Para Hume, todo contenido de nuestra consciencia es una percepción, la cual puede ser de dos tipos: impresiones (conocimiento por medio de los sentidos) o ideas (representaciones o copias de aquéllas en el pensamiento. Las ideas proceden de las impresiones). Las ideas son más débiles, menos vivas que las impresiones. Con esta distinción, el planteamiento de Hume es radical: ¿cómo sabemos si una idea cualquiera es verdadera?: hay que comprobar si la idea procede de alguna impresión. Si podemos señalar la impresión correspondiente, estaremos ante una idea verdadera; en caso contrario, estaremos ante una ficción. El límite de nuestros conocimientos son, pues, las impresiones.
Además de la distinción relativa a los elementos del conocimiento, Hume distingue dos tipos de conocimiento: conocimiento de relaciones existentes entre las ideas (Relations of ideas) y conocimiento de hechos (matters of fact).
El conocimiento que proviene de la relación entre ideas (“relaciones de ideas”, las llama Hume) no tiene nada que ver con los hechos, con lo que pase o suceda en el mundo. Por ejemplo: “el todo es mayor que sus partes” es una proposición verdadera al margen de los hechos, es independiente de que haya todos y haya partes. Este conocimiento no se refiere a hechos, sino que se refiere a la relación existente entre las ideas de todo y parte; la relación entre estas ideas es independiente de los hechos. A este tipo de conocimiento pertenecen la lógica y las matemáticas. Las relaciones entre ideas se formulan en proposiciones analíticas (el predicado está contenido en el sujeto, no dicen nada nuevo) y necesarias (no son contingentes, posibles o no posibles, son siempre así).
El conocimiento de hechos (o cuestiones de hecho, como las llama Hume) proviene de la experiencia.
El conocimiento de hechos queda limitado a nuestras impresiones actuales. Para saber si una idea es verdadera basta con comprobar si proviene de alguna impresión.
Nuestro conocimiento de los hechos queda limitado a nuestras impresiones actuales y a nuestros recuerdos (ideas) actuales de impresiones pasadas (lo que recordamos haber visto, oído, etc.), pero no puede haber conocimiento de hechos futuros, ya que no poseemos impresión alguna de lo que sucederá en el futuro a pesar de “saber” que en el futuro ocurrirán ciertos hechos: la lluvia que cae mojará y el agua puesta al fuego se calentará. Si embargo, solamente tenemos la certeza del agua cayendo y solamente tenemos la impresión del agua fría sobre la llama. ¿Cómo podemos estar seguros de que posteriormente tendremos las impresiones de los objetos mojados y del agua caliente?.
Hume observa que nuestra certeza de lo que ocurrirá en el futuro se basa en una inferencia causal: (unimos dos fenómenos de los que tenemos impresiones aisladas mediante la conexión causal): “conocemos” que el agua y el fuego son causa de los efectos de humedad y calor. Pero, ¿cómo hemos adquirido este conocimiento?: mediante la costumbre de observarlo; el hábito o la costumbre de observarlos nos hace CREER en la existencia de que existe realmente una conexión causal. Pero, ¡atención!: para Hume, una idea verdadera es aquella que corresponde a una impresión, la conexión causal entre dos fenómenos no es una impresión, luego no puede ser una verdad. Hemos observado el fuego y a continuación un aumento de la temperatura en los objetos próximos a él. Pero nunca hemos observado que entre ambos fenómenos exista una conexión necesaria, la causalidad no es perceptible. De esto se deriva que los hechos futuros solo los podríamos conocer suponiendo que entre lo que llamamos causa y lo que llamamos efecto se da una conexión necesaria, y como no poseemos la impresión de tal conexión no podemos saber realmente que el agua vaya a calentarse – es más, no podemos conocer ni asegurar que ambos fenómenos estén conectados de alguna manera -, simplemente CREEMOS que el agua se calentará. El conocimiento de los hechos futuros por inferencia causal es una suposición o creencia. No obstante, el hábito (entendido como mecanismo psicológico), la costumbre de haber observado en el pasado que a una fenómeno (fuego) siempre sigue el otro (calor) nos da suficiente “certeza”; ello, según Hume, nos basta para vivir.
Nuestra certeza acerca de los hechos no observados no se apoya, pues, en un conocimiento de éstos, sino en una creencia.
(Las impresiones son lo más cierto. Según este postulado, ni siquiera podemos defender la existencia de la realidad. La verdad deriva de las impresiones. Solo las impresiones nos ofrecen certezas; no podemos, por ello, conocer una realidad extramental exterior a nosotros, no podemos salir del círculo de nuestras impresiones porque solo ellas, de forma inmediata nos ofrecen conocimiento – según Locke, nuestras impresiones provienen del mundo exterior-). Para Hume, tenemos impresiones, no sabemos de dónde proceden, si de Dios (Berkeley) o del mundo exterior (Locke). Tenemos impresiones y con eso basta. Entre otras cosas, lo que Hume defiende es que la razón no nos sirve para conocer la realidad, pues mediante ella no podemos descubrir la causa y los efectos, sino únicamente por la experiencia (Observando el fuego no podemos deducir racionalmente su supuesta actividad).